viernes, 25 de septiembre de 2009

"Las naranjas de la calle"

Hace ya varios años, mi papá, preparaba una pócima mágica que hacia tomar a todo aquel que vivía y llegaba a mi casa. Esta supuestamente tenía poderes curativos y se llamaba “jugo Quiqui”. El mismo consistía en la elaboración del “jugo de naranjas de la calle”. Sí, aunque parezca raro, la receta era la siguiente:
- 3 o 4 naranjas exprimidas,
- un litro de agua,
- unas gotitas de edulcorante.
Debo reconocer que es muy rico o por lo menos a mi me gusta.
La cuestión que después de tanto tiempo, caminando por las veredas tucumanas llenas de árboles de naranjas, me acordé del jugo y me agarró una obsesión, quizás la misma o peor que la de mi viejo en aquel entonces, ya que no solo me dediqué a preparar el jugo sino también dulces, mermeladas y hasta me imaginé y empecé a delirar con una súper producción relacionada con estas frutas.
Pero bien, la elaboración de los productos de estas preciadas y desperdiciadas naranjas no es lo difícil, sino que lo complicado es: dar la cara e ir a cortarlas por cual vereda las encuentres, ya que te llenas de tierra y lo peor de todo es el hecho de sentirse observado por cuanta persona pasa, que parecen ver un bicho raro que no sabe que esas naranjas no se comen. Es así que hace poco, cuando fui a cortar unas cuantas, recordé una anécdota de cuando, en aquellos tiempos de la pócima mágica, mi papá lo llevaba a mi hermano a cortar naranjas. Este, en su momento “adolescente”, con vergüenza y mala voluntad, se trepaba a los árboles mientras mi viejo solo lo dirigía desde cierta distancia, es así que en una de esas veces, pasó un hombre en bicicleta, que desde lejos observaba la escena, y pasando por su lado le gritó a lo bien tucumano básico:
“¡Eh primo, no sea bruto, que no veí que esas naranjas son amarga, no se comen!”…

viernes, 11 de septiembre de 2009

Fue...


tan largo el día, tan larga la tarde, tan larga la jornada, tan largas las tareas, tan largos los preparativos, tan largas las expectativas, tan largas las ganas de un abrazo, tan largo el cansancio, y tan larga la noche para tan largo viaje, para andar tan largos caminos, para ver tan largos paisajes.

Pero…

fue tan larga la noche, y tan largo el cansancio, que un tan corto descanso causó que una tan corta dormida me haga perder mi tan corto pasaje y mi tan largo colectivo. En definitiva, a perder mis tan cortas vacaciones, mi tan corto descanso y mí tan corto y ansiado encuentro.

¡Me dormí!

Y fue tan larga mi angustia y tan larga mi tristeza, que en tan cortas horas decidí emprender mi tan ansiado y (ahora más corto) viaje, de tan cortas horas (24 exactamente), por tan largos paisajes, por tan largos colores, por tan largas cuestas, por tan largos caminos andalgalenses, para tan corto viaje, pero con tan larga alegría, y tan corto pero tan bonito encuentro.

martes, 1 de septiembre de 2009

Mi pantalón de corderoy marrón

Solana tenía un congreso, importante y mas aun, era en Mar del Plata, lejos de su ciudad natal, convenció a su amiga que la acompañara, armo el bolso y juntas se fueron rumbo al mismo
El congreso eran un fin de semana del mes de agosto, llegaron con 5 dias de anticipación, así Paula su amiga podría conocer La Feliz.
Sol, como la llaman, disfrutaba de los días, pero siempre su cabeza estaba puesta en el congreso, claro era sobre un tema específico de la cátedra, “adultos mayores”, donde hacia poco había salido ayudante, aparte iría su jefa, que iba a notar su interés y dedicación, por lo tanto “había que hacer buena letra”
Es así que todos los días desde que se levantaba hasta que se acostaba mostraba orgullosa a su compañera el pantalón de corderoy marrón, la camperita y los zapatos que se iba a poner para el ansiado día.
Al final ese día llego, y pudo usar su tan preciada vestimenta, estaba contenta y radiante, llegaron a la facultad donde era el congreso, y antes de entrar recorrieron las instalaciones, buscaban el centro de estudiantes para dejar una invitación de las jornadas que se realizarían en Tucumán.
Cuando le indicaron el lugar pasaron por un camino de tierra donde había un solo charco de agua que se lo podía pisar sin problemas, no denotaba ningún peligro por lo tanto Solana sin imaginarse nada, piso el charco, y ahí fue!!!!! ,- como si hubiera pisado una banana- ¡cayo en el barro! ensuciándose entera, toda su ropa, su cara, su pelo rubio tenia barro, su amiga no atinaba en ayudarla ya que no podía parar de reírse y por supuesto ella tampoco, solo exclamo fuertemente “¿porque siempre me pasan estas cosas?”y quedo ahí acostada por un buen rato en el charco .…