domingo, 26 de julio de 2009

LOS TRES CHIFLADOS (UNO PARA TODOS, TODOS PARA UNO)

Autora: Pamela "La Negra" Salazar
Quien diría que en los altos murallones de Iruya encallen estos tres personajes, solo tres; casi sin conocerse, totalmente diferentes, pero con un propósito noble, firme e inquebrantable “conga, conga y más conga”…de más está decir que con este grupete valió la pena pasar horas con los ojos abiertos, ingiriendo altas dosis de comida, sin contar los litros de cerveza negra que corrieron por esas tres gargantas resecas, seguro, como si el colectivo vibrador y la tierrita no fueran la excelente excusa.
Al momento de encallar, la gente del lugar se acercaba para intercambiar papeles por un techito, petisonas nomás…de película…aquel memorable momento en que estos tres coches bajaron del trole y cuesta arriba trepaban y trepaban.
FEJO “EL GORDO”, JAVI “EL MOCHO”, Y YO, PAME “LA NEGRA” camino al primer ¡¡¡hostel!!! ¡¡Denegado!! Pura continuación de colores y estatuillas que no gustaron a “la VOZ”, “la NEGRA, catinga” con esa risa molesta que no podía parar de reír, se unió a la fuga, mientras que “el MOCHON filósofo” por medio de la palabra intentaba dejar en claro el porque de la decisión de no entrar en aquel albergue, obvio que cubriendo la actitud de la VOZ, que despotricó y se tomo el palo.
Al fin y luego de encontrar nuestro techo decidimos salir a devorar algo, muertos de hambre. Panchos, sin saber que era el comienzo de una gran aventura…
Empezó la caminata y así, en ese mismo instante, la tormenta que nos venia siguiendo desde Tucumán por cierto, nos encontró y se soltó ¡una saaaaacha tormenta!, rayos…alto rayo que cae… pa pa pa pa pa pa pa… Iruya sin luz…. Fejo, cagado de miedo (PERDON AMIGO POR MANDARTE AL FRENTE ), insistía con voz de espanto volver a escondernos del alcance de aquellos rayos, nosotros dos, cagados de hambre buscábamos refugio en algún bar, aunque sea a oscuras, pero bar (comida) al fin…la doña cocinera responde a nuestra obvia pregunta dada la situación “no puedo cocinar a oscuras “
¡¡Traiga una negra!! Fueron nuestras palabras, pasaron varias luego de aquel pedido y se hizo la luz y tuvimos el placer de pecharnos unas milas riquísimas con un picantito que en esta anécdota no viene al caso contar (continuara), lo que si viene al caso es que las milas eran una mantequita, menos la de Fejo que al querer usar el tridente ese, casi le arranca el ojo a un blondie que estaba probando el papin… NADA NOS REIMOS NADAAAAA!!!! Luego se continuó lastrando ¡como si nunca nos hubiera pasado!
En lo mejor de la sobre mesa charlando, cagandonos de risa de “el tenedor doblado y volador” se empezo a escuchar un ruido raro, un brmmmmmmmmmm intenso, de repente nada che…bue… seguimos charlando…otra vez el ruido, nos miramos…solo los tres, todos los demás como si nada. De repente entra un lugareño y dice ¡¡¡ EL VOLCANNNNNNN!!! ¡¡¡¡EL VOLCAN!!!
Ayyyy, ¿Cómo explicar nuestras caras de espanto al imaginarnos LAVA bajando por los cerros? flasheamos lava ni dudarlo!!!!! Jejejje.
Cómico fue cuando vimos que todos iban a ver el volcán, y nosotros en bolas, pensando que carajo pasaba y porque estos locos querían ir a verlooo!!!!! La maza nos llevo hacia el lugar…nos paramos en un precipicio al de otra gran muralla Iruyeña, y juro que el brmmmmmmmm se sentía cada vez mas cerca y a punto de erupcionar, - ¡ahí viene!, ¡ahí viene!- decían todos hasta que nos enteramos que era un tremendo alud de lodo, que luego, para volvernos un poco más sabios, nos enteramos que fueron varios aludes los que taparon muchos asentamientos en la zona.
CONSEJO: Más allá de visitar ese hermoso lugar, deben informarse sobre alguna actividad volcánica en Salta, y en Iruya especialmente, sino flor de cagazo y pavura van a pasar.
Menos mal que ninguno de los tres levantó la perdiz y NADIE SE DIO CUENTA…

PD: SALVO EL INTESTINO DE FEJO QUE ENTRE EL PICANTE Y EL CAGAZO SE SENTO EN EL TRONO TODA LA NOCHE!!!

DEDICADO A MIS HIJOS JAVI Y FEJO DE SU AMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!! LOS QUIERO TURRIS!!!

lunes, 20 de julio de 2009

"Ahora si, me echan"

Autor: Anónimo
Acababa de tener una discusión fuerte con uno de sus jefes. Se miraban de reojo. Casi no se dirigían la palabra y, salvo que se chocaran de frente, ni siquiera se saludaban. Parecidas a esas torpes peleas de niños, en las que se esquiva el trato, la mirada, los comentarios al margen. La relación se desencantó de repente y ni ella ni él estaban dispuestos a cambiarla. Ella pasó a tenerle desconfianza, a no soportar ni siquiera un breve comentario su suyo. Su voz le repugnaba de repente. Él, para pedirle algo, mandaba a un tercero. Ella, de mala gana, mandaba al tercero a responderle. Un día, mientras trabajaban en la oficina, se escuchó a uno de sus colegas hablar fuerte con la mujer por celular. Al parecer, ella no lo escuchaba, o no le entendía, vaya a saber. Así que él subía cada vez más la voz. Hasta que se cansó y, en tono brusco, casi le gritó: “¡Hablamos en casa!”. Hubo un silencio brutal que duró unos segundos. Hasta que saltó uno a bromear: “¡Esaaaa, cómo se tratan!”. Risas, risas y más risas. De pronto él, el inbancable para ella, desde la otra punta de la oficina y a los gritos: “¡Así se trata a las mujeres!”. Ella sintió que se ponía roja de la bronca. “Ja, mirá quién habla, el más pollerudo de todos”, se apresuró a escribirle por chat a uno de sus compañeros. De repente se puso blanca. Sintió que el corazón comenzaba a latirle a mil por segundo… ¡Le había escrito por chat al mismísimo jefe! Y entonces pensó: “Ahora sí, me echan”.

jueves, 9 de julio de 2009

De paseo…al costado de la SCOOTER

Autora: Cecilia Díaz
Vacaciones de verano… Viajamos a Belén (Catamarca) con Paula y Chula, fue en el año 99, o sea, en ese momento teníamos solo 17 años. Yo me hospedaba en la casa de Nati y Kanque, “las belichas” .Pasando los días, ya era una más del Clan Ceballos. Resulta ser, que en la flia tenían 2 motos (Zanella 50cc y Scooter), para andar-pasear por el pueblo, hacer las compras, ir al trabajo, al río, etc- etc. Yo asombrada, xq las chicas manejaban las motos, siendo tan “chicas”, entonces me deje convencer, y empecé a “aprender” a andar. Hasta qué me gusto!! ¿¿Estaba buenisismooo!! Ya por cualquier cosa, quería salir en la moto, jajá. Pero…unas de las tantas tardes, decidimos con Naty ir a la plaza, y como no estaba la “Zanella”, teníamos que usar la “Scooter”, la cual yo solo la había manejado una cuadra días antes, porque era mas “mañera” la motito color negra (recuerdo!!). Bueno, arrancamos…brunnnbrunnnbrunnn…llegamos a la plaza. Nos encontramos con las otras chicas (Paula y chula).Por hacerme la picara, decidí dar una vuelta SOLA para demostrar mi nueva habilidad de motociclista (cosa que en Tucumán jamás hubiera practicado xq me da miedo. Bueno, pongo la llave…arranco sin subir a la moto… Y SIN DARME CUENTA ACELEREEE!!! Y LA MOTO, OBVIO EMPEZÓ A ANDAR Y YO CON ELLA, CORRIENDO AL LADO, SIN DARME CUENTA DE LO QUE ESTABA PASANDO. Tonta, tonta, corriendo al lado de la moto, desesperada… gritaba: “¿Cómo la paro? ¿Cómo la paro?” mientras aceleraba cada vez más. Me dolían las piernas, parecía el correcaminos, estaba con una Taquicardia tremenda, y además de todo QUERIA LLORARR. La cuestión era, que yo no me daba cuenta, por inexperta, que el acelerador era esa manijita que yo tocaba, “que para mi servía sólo para agarrarse”. Bueno, justamente ese era el motivo, por el cual yo corría desesperada al lado de la moto por la plaza de Belén. ¿Paró la moto?... Sí!! Natalia, después de reírse, reírse, y reírse corrió hasta mi, y finalmente LA DETUVO!!!!!!!!!!!
Desde ese día, nunca más intente manejar una moto, y mucho menos una Scooter. jajja

lunes, 6 de julio de 2009

La historia del Alfiler

Tenia 13 años, estaba sentada viendo la televisión, vaya uno a saber que programa, quizás haciendo zaping, pero estaba tranquila con el control en la mano. De pronto el gigante de 1,90 mts, 14 años: “mi hermano” que parece no tenia nada que hacer mas que molestarme se me abalanza, se sienta encima mió dejándome sin posibilidades de movimiento, me quita el control y sigue viendo el como si nada. En ese momento a lo único que atine es a gritar “Salí” “Salí” “dejame ver” “mamáaaaa” “dame el control” “Yo estaba viendo”, “yo estaba viendo” pero no había forma de que se moviera. Hasta que de la bronca y contando con el único recurso de supervivencia para sacarme a la mole de encima -cual niña caníbal- le mordí la espalda. Es así que dio un grito, se levanto, y al final quede liberada. En ese instante ¡no lo podía creer! había derrotado a mi hermano, y encima con mis inofensivos dientes pequeños de “caniche toys”, pero el triunfo duro segundos, ya que con cara de niño asustado me dijo “me trague un alfiler”.
Ahora de victima de un gigante molesto era la victimaria de un niño asustado de tamaño XL que podía tener un instrumento punzante en el estomago a causa de la brutalidad de su hermana menor que había mordido su espalda.
Llegaron mis hermanas que en horas se iban de viaje, con mala voluntad, puteadas entre medios y caras de susto por causa de mocosos púberes que no tienen otra cosa que hacer, lo llevaron al hospital de niños, mientras yo, estaba en mi casa con una culpa que me carcomía. Cuando el medico lo vio, le dijo “habiendo tantas cosas ricas para comer, como vas a tragarte un alfiler”…….al final no tenia nada. Quizás fue por todas las promesas que hice en su ausencia.

Dedicado a mi hermano Juan pablo, compañero de muchas aventuras y moqueadas jajaja

viernes, 3 de julio de 2009

El dia 13

Desde chica siempre me decían que estaba como en otro mundo, que mi cara lo delataba. Parece que de grande esa condición se fue acentuando y directamente comenzaron a decirme: “tenes cara de volada”. Nunca me dí por aludida, ¿o si? Puede ser… Tal vez un poco despeinada, ojos chiquitos, hinchados… como de recién levantada pero… ¿sería para tanto?
No hace mucho, comencé a viajar todos los meses a Buenos Aires para hacer un curso de psicomotricidad; curso “excusa”, claro, por que -en verdad- el objetivo primordial era ir al encuetro de mi novio. Entonces, lo volada que parecía se acentuaba aún más por el efecto de “mariposas en la panza”.
Es así que en unos de mis viajes me pasó algo inesperado que me hizo dar cuenta de que era más que cara.
Era marzo del 2008 (primer encuentro de mi curso en Buenos Aires, época de exámenes en la facultad de psicología), daba la casualidad que, justo el día de mi viaje, rendía, a la mañana, una materia de esas importantes y difíciles de pasar, de las que no hay que hacerse marcar con nada, de las que hay que pasar desapercibidos: era “Jurídica”.
Así fue, ese día rendí, no sin inconvenientes, ya que no figuraba en el parte de examen, ni como libre ni como regular, así que estuve a las corridas del aula a la secretaria varias veces para poder rendir, y sumado escuchar las puteadas de la profesora por no figurar… así que de desapercibida nada.
Después del trajín de la rendida venia otro que valía la pena: el del viaje. Así que preparé mi bolso rápidamente, fui al trabajo, leí en Internet si no había problemas en las rutas, campos, humo, cortes, ya que siempre había algo nuevo de que preocuparse, pero esta vez el colectivo salía sin ningún problemas. Como nunca mi viejo y mi hermana me buscaban del trabajo para llevarme a la terminal, así que ya no saludaba a gente desconocida sino que tenia de verdad a quien saludar desde la ventanilla.
Cuando subí al micro, me senté feliz, relajada. Después de un día agotador y casi sin dormir, veía a mi familia por el vidrio, saludaba, ya con ganas de ver rutas y campos.
El ómnibus estaba lleno, mientras la gente se acomodaba, se acerca un muchacho de unos 30 y picos y me pregunta: “¿que numero de asiento tenés?”, con seguridad le digo el “18”, ese era mi numero. El chico hace mala cara y me dice: “estamos en problemas”, yo también tengo el mismo numero, por supuesto que yo seguía saludando cual princesa en su carruaje, tenia el boleto en mano y estaba sentada y muy cómoda. Además, había sacado el pasaje con antelación ¿de que debía preocuparme?
A los segundos viene al chofer, me pide el pasaje, lo compara con el del joven y me dice: “mira tenes el numero 18”, yo con un gesto de obviedad a lo que me estaba diciendo, mientras seguía saludando, “pero mira lo tenes del día viernes 14 y hoy es jueves 13”. En ese momento me puse tan roja como el matafuego que estaba sobre mi cabeza. ¡Me quería morir de la vergüenza! Encima sentía las miradas de todos observando la escena riéndose y para variar mis familiares abajo saludando. Pensé en sacar el martillito (que también estaba sobre mi cabeza) romper el vidrio y huir sin mirar atrás.
Levante mis cosas del asiento y le rogué al chofer que por favor me vendiera un pasaje, él salio caminando rápidamente por el pasillo y yo por detrás, diciéndome: “creo que queda uno, voy a averiguar si no lo vendieron”. El corazón me latía fuertísimo, el pasillo se me hacia interminable, miraba sin mirar, mientras escuchaba voces que decían “¡que la dejen viajar!”.
Estaba esperando en la puerta del micro desde adentro, por supuesto no quería bajar por nada, y en eso, mi viejo se acerca y me pregunta ¿pasa algo?, Le digo que nada, que “estoy viendo una cosa” Imaginando su expresión de “¡que boluda!”, si le contara. En eso llega a la puerta una profesora de la facultad; pregunta de otro colectivo, que ya había salido una hora antes, se había confundido de horario, pedía si por favor la podían llevar para alcanzarlo o venderle un pasaje, era imposible, yo por mis adentros pensaba “Ella si que está peor que yo” por suerte que habia llegado tarde sino el ultimo número el 31 se lo iban a vender a ella….